Comentario a 2^a de Timoteo

Los dos primeros versículos de 2^a Timoteo presentan claramente a Pablo como autor de la epístola y a Timoteo como receptor de la misma:

Por esta razón siempre se ha afirmado su autoría universalmente, hasta el siglo XIX. En los últimos 200 años han ocurrido un cambio significativo en los eruditos bíblicos, de tal forma que muchos niegan que Pablo haya escrito 1^a de Timoteo, 2^a de Timoteo, ni Tito.^[2]

Los críticos apuntan a las formas en que estas tres cartas(o “Epístolas Pastorales”)

Sin embargo, creo que las diferencias en teología han sido exageradas o entendidas bajo alguna lectura particular, dado que no presentan ninguna contradicción real. Y que el orden eclesial es mal entendido por querer leer las tres epístolas pastorales como una unidad y no como tres cartas independientes, al igual que el resto de las epístolas lo son.

Un ejemplo de ello, sería el que se reclame que las epístolas pastorales presentan una imagen de una iglesia mucho más estructurada, con un énfasis mayor en los líderes (especialmente ancianos y diáconos), en lugar del énfasis en la dinámica de iglesia y dirección del Espíritu que muestra en las otras cartas.

Los que no creen en la autoría de Pablo, exageran la evidencia de que ambos grupos de cartas van en direcciones distintas. Además de que la diferencia en estilo y vocabulario no es inusual en una mente creativa, especialmente si consideramos que esas cartas difieren de las otras en propósito, materia y audiencia. Siendo las que nos ocupan dirigidias a compañeros de trabajo.

Además, si tenemos en cuenta que la iglesia primitiva excluyó del canon apostólico aquellas obras que estaban escritas bajo un nombre falso, rechazando pseudónimos, tendremos suficiente base como para afirmar sencillamente que la iglesia se fía de la autoría de Pablo.

Con todo lo expuesto, podemos tener la tranquilidad de observar cómo el texto mismo nos desvela quién lo escribio:

La época en la que se escribio esta carta estaba caracterizada por tiempos muy turbulentos:

Nerón gobernaba en Roma. Mató a su madre y a su esposa, y gobernó con puño de hierro. Persiguió a los cristianos y prendió fuego a Roma. La inseguridad reinaba con él. Estalló la guerra civil en el año 64 d.C., la cual ganó Vespasiano, un soldado de la clase media italiana, creando una nueva dinastía.^[4] Así, Pablo se encuentra rodeado de esta situación, al mismo tiempo que preocupado por Timoteo y por la iglesia.

Pablo se encontraba visitando Listra por tercera vez. Desde que estuvieron al principio, el fruto había crecido y se encontraron con muchos creyentes. Entre ellos estaba Timoteo, que ya era creyente de segunda generación. Fue en esta ocasión que se encontraron por primera vez. Y es tremendamente revelador el observar que, en su primer encuentro, ya Pablo desea llevárselo con él a trabajar para el Señor:

Sin duda, tuvieron tiempo de hacer una gran amistad, en los momentos difíciles en que un adulto se circuncidaba. Y, asímismo, pudo observar el corazón de un joven que no le importaba sacrificarse por causa del testimonio.

En los textos siguientes de Hechos, vemos como Timoteo fue un colaborador fiel de Pablo, que junto a Silas, le acompañó en sus viajes misioneros: Hechos 17:14-15, 18:5, 19:22, 20:4. Hasta tal punto fue su cercanía que Pablo lo nombra entrañablemente como a su hijo, y en la iglesia como si fuera él mismo:

Timoteo había estado con Pablo durante su primer encarcelamiento (Filemón 1:“Pablo, prisionero de Jesucristo, y el hermano Timoteo, al amado Filemón, colaborador nuestro”) y desde allí había sido también enviado por Pablo: “Espero en el Señor Jesús enviaros pronto a Timoteo, para que yo también esté de buen ánimo al saber de vuestro estado”(Filipenses 2:19).

De manera que siempre se encontraba atendiendo a Pablo personalmente, o viajando a alguna misión en alguna iglesia. Es posible, que durante dicho movimiento, sufrió cárcel también: “Sabed que está en libertad nuestro hermano Timoteo, con el cual, si viniere pronto, iré a veros.” (Hebreos 13:23).

Observamos que, al igual que Pablo padecía de un “aguijón en la carne”, pues sufría del estómago: “Ya no bebas agua, sino usa de un poco de vino por causa de tu estómago y de tus frecuentes enfermedades.” (1 Timoteo 5:23).

También hay evidencias de que Timoteo se desanimaba y necesitaba de estas palabras de Pablo (2^a Timoteo 1:6).

Resumiendo, al momento de la carta, es obvio que Pablo no lo tiene delante porque le escribe como a la distancia, recondándole palabras que le dijera; y exhortándole a confrontar todos los retos que tenía por delante. Timoteo estaba en una de sus misiones (probablemente en Éfeso), instruyendo a la iglesia, poniendo orden en los ministerios. Al mismo tiempo, que recordaba a su maestro en la carne, Pablo, que estaba en prisión y que necesitaba de sus cuidados también.

2^a de Timoteo es una carta con una clara llamada a la perseverancia en el Evangelio, a pesar del sufrimiento. Una llamada a seguir adelante, a continuar la lucha de la fe, aún sabiendo el apóstol que se aproxima al final de su propia vida.

La preocupación principal del apóstol era que Timoteo no se dejara enredar en discusiones teológicas ni filosóficas, sino que siguiera firme en el Evangelio hasta el final, tan firme como él mismo había seguido. De manera que me exhorta y le advierte de peligros que podrían desviarle de la auténtica meta.

Dice en el versículo 3 del 1^er capítulo:

El apóstol nos dice que no se podía quitar de la cabeza a Timoteo. De día y de noche se acuerda de él; y ora. Seguramente intuía que se encontraba en peligro y le era urgente escribirle para evitar que se equivocase. Por ello quería despedirse de Timoteo con unos últimos consejos cruciales.

Uno de los alumnos realizará una de estas predicaciones, durante sólo 10 minutos, y el resto le evaluarán. Luego otro, y así se reparten entre cuatro voluntarios: